CASTILLOS EN LA COSTA BLANCA: FANTASMAS, LEYENDAS Y MISTERIOS
LA SILUETA DEL MONTE BENACANTIL Y LA CARA DEL MORO
En Alicante, sobre el monte Benacantil se destaca la imponente ruina del Castillo de Santa Bárbara. Y aún hoy es visible el perfil de una cara que la leyenda tradicional llama “La Cara del Moro”. Según esta versión, en la época musulmana vivía ahí un gobernador con su hija Zahara. Ella se enamoró de un joven cristiano no invitado a la gran fiesta organizada por el califa. Fue capturado y ejecutado, y Zahara, alquebrada de dolor, se lanzó desde lo alto del monte. El califa, tras rezar, quedó “petrificado” y su rostro se esculpió en la ladera.
Esta historia mezcla amor prohibido, conflicto cultural y castigo divino, todo ello en un escenario que en invierno —con bruma o luz tenue— adquiere un halo casi místico. Para quien visita o vive en la Costa Blanca, conocer esta leyenda aporta una dimensión diferente al paisaje habitual. Leyendas, castillos, amor y fantasmas.
ZORAIMA Y LOS SUSPIROS EN GUADALEST
En el interior de la provincia de Alicante, el castillo de Guadalest alberga la leyenda de Zoraima: una joven musulmana de extraordinaria belleza, cuyo destino se cruzó con la guerra, el amor y la traición. Zoraima se refugió en el castillo junto con el guerrero musulmán Ben‑Yusuf, cercados por tropas cristianas. En un acto final de desesperación, Zoraima besa a Ben‑Yusuf antes de que él muera, y desde entonces se dice que “los suspiros de Zoraima” aún se escuchan en los valles de la sierra de Aitana.
Esta historia, llena de romanticismo trágico y contexto histórico, invita a imaginar la Costa Blanca no solo como sol y mar, sino como territorio de recuerdos, mitos y ecos del pasado.
INVIERNOS Y NUEVAS EXPERIENCIAS PARA QUIEN ESTÉ EN LA COSTA
Durante el invierno, cuando las temperaturas bajan, las visitas a estos castillos pueden transformarse en experiencias distintas: bruma sobre el mar, calidez contrastante del interior y silencio que realza las leyendas. Para quienes tienen una vivienda de obra nueva en la Costa Blanca, o están pensando en invertir, estas historias aportan un valor añadido: no solo viven en un entorno mediterráneo de sol y playa, sino también en un lugar con identidad, historia y «alma».
Recorrer estos castillos, escuchar sus leyendas o simplemente contemplar sus siluetas al atardecer puede despertar sensaciones de conexión profunda con el territorio.
Las leyendas de la “Cara del Moro” y de Zoraima son solo dos ejemplos de cómo la Costa Blanca mezcla pasado, cultura y misticismo. En cada castillo, cada piedra y cada atardecer puede esconder un susurro del pasado. Y en invierno, ese susurro se vuelve más audible.
Conocer estas historias no es solo un detalle anecdótico: es una forma de entender el lugar donde uno, a lo mejor, decide vivir o invertir, apreciando su historia y mito y sumándose a una región rica en tradición y belleza ocultas.